Indiferencia religiosa

La pluralización de los modos de vida libre en competencia apuntan hacia una fuerte transformación de la religión, es evidente la forma peculiar de increencia de las personas ya que en su mayoría no aceptan ni rechazan a Dios, organizan su vida al margen de la practica religiosa y como consecuencia, cada vez más se han ido alejando de la denominación, que ha perdido el sentido restaurador y la vocación de emitir el mensaje que cambia vidas.

La multiculturalidad, la secularización, como también la globalización de los comportamientos entre otros factores ha hecho posible que se pierda el atractivo religioso

y de entrada a la indiferencia que es el triunfo del materialismo del bienestar en si mismo, este proceso socio-cultural afecta la vida cultural e ideológica observable en cuanto a temas religiosos, en la actualidad, Dios es el gran ausente, no se nota, parece no hacer falta en la vida cotidiana de las personas.

Hay una marcada pluralidad de ofertas religiosa que ejercen su influjo directo sobre la sociedad donde se expresa una interpretación particular presentando una variedad de opciones, algo así como una religión a la carta, donde se ha dejado de entender la realidad plena del sentido divino y se han extraviado bajo el influjo de un espíritu narcisista, egoísta, sordo y vacío, donde la verdad existe en la relativización de los contenidos de cada grupo.

En la globalización de los comportamientos, se palpa la adopción de ciertas tendencias modernas donde la denominación intenta establecer un perfil evolucionista. Pero hoy estamos frente a una nueva generación, jóvenes de lógica objetiva, observadora de los comportamientos y de los hábitos del consumo, una sociedad neutral indiferente hacia una identidad religiosa la cual rechaza los tradicionales modelos de valor y autoridad que emergen en rechazo al señorío ciego y al sometimiento sin discernimiento, es un paradigma moderno en cuya secularización, la practica y creencias religiosas tienen un perfil más racionalizado y más individualista.

La espiritualidad se ha situado en la etapa del autoservicio, lo cierto es que muestra un crecimiento religioso donde cada quien se arma su propio menú espiritual lo que más se ajuste a su necesidad personal. Lamentablemente nuestros jóvenes se han dado cuenta, que los grupos religiosos acabaron por institucionalizarse y se convirtieron en grandes estructuras de poder disfrazados de profunda espiritualidad, engendrando intereses que lo único que logran es asfixiar el verdadero culto a Dios.

Quizá pudiera ser una de las principales causas que los motivan abandonar culturas, credos religiosos estrictos y cerrados, pero abrazan creencias reflexivas y no impuestas, se han convertido en agentes de cambio social, y hoy, generan proyectos de participación en diferentes ámbitos, y como actores sociales sus potencialidades están dirigidas a la formación de una identidad que les permita encontrar el sentido a la existencia que controle su destino, ellos buscan prestigio y el reconocimiento de los demás.

Son conscientes que ya es una realidad y que tienen que competir con otros mejores y que de ellos dependen los alcances que puedan lograr, la incidencia tecnológica les facilita para que proliferen programas que puedan alargar e individualizar acciones formativas, están generando grandes cambios para atraer, retener y manejar información estratégica al interior de cualquier organización, pueden generar un mayor nivel de compromiso entre pares debido a su rasgo en la innovación constante, se mueven y piensan que religión y espiritualidad no son lo mismo.